Santiago Ponzinibbio realizó su tercera presentación en UFC, luego de su debut con derrota ante el invicto Ryan LaFlare, y de la subsiguiente recuperación al ganarle a Wendell Oliveira por nocaut en el primer round.
Y la del pasado domingo no era una prueba cualquiera. Acostumbrado a lidiar con malas situaciones, es muy probable que el Rasta no se haya sorprendido cuando le comunicaron que se enfrentaría con otro invicto y, encima, un peso mediano natural: Sean Strickland, quien venía con 15 victorias en igual número de presentaciones.
Pero Santiago no se achica, porque si no lo hizo cuando se rompió el brazo en la semifinal de The Ultimate Fighter Brasil y siguió peleando (¡y ganó!) por cumplir su sueño de entrar en UFC, menos lo haría ahora.
Ansioso por autosuperarse, y para darle un plus a su enorme corazón y fuerza de voluntad, se estableció en EEUU, dispuesto a entrenar con compañeros de primer nivel, de cara a una pelea más que complicada.
Ansioso por autosuperarse, y para darle un plus a su enorme corazón y fuerza de voluntad, se estableció en EEUU, dispuesto a entrenar con compañeros de primer nivel, de cara a una pelea más que complicada.
Ponzinibbio posando con su nueva indumentaria. |
Ya al comienzo, como para dejar claro de qué está hecho, Santiago tomó no solo la iniciativa, sino también el centro del
octágono. Con un Strickland cuya espalda estuvo durante buena parte de los cinco minutos contra las mallas, el argentino aprovechó para moverse, asediarlo y descargar buenas combinaciones, muchas de las cuales impactaron en la
cabeza y el cuerpo de Sean. Otra de las armas importantes de Santiago fueron las patadas bajas, hasta tal punto que la pierna
izquierda de Strickland terminó con evidentes marcas producto del
castigo. Sean se mantuvo expectante, buscando el contraataque y lanzando golpes aislados. En una arremetida de Santiago consiguió un derribo que no prosperó. De ahí en adelante, el dominio en la pelea de pie fue completo para el Rasta, salvo un instante en que se resbaló y el norteamericano se le vino encima. El argentino respondió con una excelente patada a la cabeza y buenas combinaciones de puños que hicieron retroceder a su rival. Y como para que no quedaran dudas, ya cerca del final del round Ponzinibbio tacleó a Sean y terminó de confirmar que la tarjeta sería
favorable a él.
Al comienzo del segundo round la situación
se planteó de otra manera: hasta la mitad del asalto, ambos se
repartieron el dominio del octágono, Ponzinibbio pareció cederle en cierta medida la iniciativa al norteamericano, quien, sin embargo, no
pudo aprovecharlo, pues la movilidad y los amenazantes puños del Rasta lo frenaron. En la segunda mitad del round la pelea volvió a
la tónica del primer asalto. El norteamericano retrocediendo y
Santiago mostrando mayor agresividad, intentando abrirse camino con
ganchos de izquierda que si bien muchas veces, como consecuencia de su
desventaja en alcance, quedaban en el aire, eran completados por volados de derecha que, por lo general, impactaban en la cabeza de Strickland. Muy buena
tolerancia a los golpes para Sean, incluyendo las patadas altas que en más de
una ocasión impactó el platense. Strickland, por su parte, buscó
con el jab, pero sin representar demasiado peligro. Fue en una oportunidad, cuando Ponzinibbio arremetió y quedó en una mala posición, que el
norteamericano pudo exhibir cierto dominio; no obstante, el Rasta
defendió muy bien el intento de Sean de tomarle la espalda, y salió airoso.
El round final fue el menos intenso. Ambos
se veían cansados, pero Santiago, sacando a relucir su enorme
corazón, siguió yendo hacia adelante. Ya con menor frecuencia y
precisión en los golpes, de vuelta fue el argentino quien hizo
gritar al público gracias a una terrible patada a la cabeza de
Strickland, quien acusó el impacto, pero pudo mantenerse en pelea.
De allí en más, el escenario volvió a lo que había sido en el
transcurso de ese asalto: ritmo más pausado y tranquilo, condición propiciada por Santiago, claro dominador del cotejo.
Caballeros dentro y fuera del octágono: Ponzinibbio y Strickland. |
Al final fue victoria, muy clara y
merecida (30-27 las tres tarjetas), para Ponzinibbio, cuyo nuevo récord pasa a ser de
20-2. En la entrevista post-fight, Santiago agradeció a toda América
Latina, en especial a sus fans de Argentina y Brasil: “No puedo garantizar que voy a ganar, pero sí que voy a dejar el corazón en cada pelea”. Y envió un
mensaje a Dana White, Lorenzo Fertitta y Joe Silva: “Estoy listo para mi próxima
pelea”. Por último, dejó una frase
que en boca de cualquier otro sonaría como una fantasía... pero viniendo de él, muy bien podría cumplirse: “Quiero ser el campeón, el
número uno en UFC”. Si sigue demostrando esa garra y corazón, eso
es cuestión de tiempo.
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