¿Quién esperaba semejante actuación del ––por casi todos––
“desconocido” Joe Soto? ¿Quién no creía que TJ Dillashaw se llevaría la pelea con facilidad, y más aún,
considerando el excelente nivel que mostró en su pelea anterior, cuando le
quitó el título a Renan Barao?
Nadie.
Sin embargo, el factor sorpresa nunca deja de estar presente
en ningún deporte, y en las MMA, por suerte, menos que en ningún otro. Porque
el tal Joe Soto, quien suplantó a
Barao con apenas 24 horas de anticipación en el evento estelar de UFC 177, hizo un papel más que digno
contra el campeón. ¿O acaso Dillashaw dejó algo que desear en su presentación?
No hay dudas de que Soto estuvo a la altura, incluso más de lo que se esperaba,
pero… ¿qué hay de TJ? ¿Realmente validó lo hecho el 24 de mayo pasado, cuando
le dio una lección a un hombre que no había conocido la derrota en nueve años?
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El improvisado Joe Soto puso en bastantes aprietos al campeón TJ Dillashaw. |
Lo cierto es que poco se esperaba de Soto, y mucho de
Dillashaw; y más cierto es que el primero dio mucho, y el segundo poco.
Por supuesto que TJ Dillashaw ganó, y eso es lo que basta
para mantener un título, pero su actuación nos hace preguntarnos, mirando en
retrospectiva, cuál de los dos TJ es el verdadero: ¿el de tres meses atrás o el
de anoche? Y, en la misma línea, qué Barao es el verdadero: el del 24 de mayo
de 2014 o el de los nueve años anteriores.
Desde aquí, nos inclinamos a pensar que esa noche, TJ tuvo
su noche perfecta, y el brasileño, su peor noche. ¿Qué habría pasado si se
hubieran enfrentado en UFC 177? Creemos que Dillashaw se había impuesto, pero
no por una cuestión de calidad, sino por el factor psicológico que tenía a su
favor, tras propinarle una paliza fenomenal a quien habría sido su rival de
anoche.
Ahora bien, ¿qué ocurrió cuando debió enfrentarse a alguien
que, en rigor de verdad, poco tenía para perder, como Joe Soto?
La pelea tuvo dos partes bien diferentes: en los primeros
dos rounds, Soto impuso su ritmo y su distancia, golpeando menos, pero con
mayor efectividad y fuerza que Dillashaw. No habría sido sorpresa que los
jurados estuvieran dando, hasta entonces, un 20 a 18 a favor de Soto.
Sin embargo, a partir del tercer round, Joe bajó el ritmo y
Dillashaw ––siempre yendo hacia delante, pero con poca efectividad en su
golpeo–– pareció hallar la distancia e imponerse. Claros dos rounds, el tercero
y el cuarto, para quien hizo las veces de local en Sacramento.
Hasta allí, dos a dos.
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TJ en la conferencia post-fight: su rostro habla de lo dura que fue la pelea. |
En el quinto, el que presumiblemente definiría las tarjetas,
se dio la misma tesitura: TJ tirando la mayor cantidad de golpes, pero, al
menos a primera vista, desprovisto de la suficiente fuerza como para noquear a
Soto. Lo cual, para sorpresa de todos, llegó gracias a una certera patada a la
cabeza que dejó tambaleando a Joe y llevó al californiano a retener el
cinturón. Una patada, a esa altura, era la única vía de que disponía Dillashaw
para finalizar a su rival, ya que sus puños carecieron de precisión y fuerza
durante toda la pelea.
Mirando hacia delante, la pregunta que se impone en qué
sigue para Dillashaw. Si bien afirmó que quiere tomarse un descanso, su
actuación de anoche no fue de lo más convincente, y las especulaciones con
respecto a su próximo rival no se hacen esperar ni un momento. Sabemos que
Barao no peleará por el título a su regreso, según anunció anteayer un
disgustado Dana White.
¿Será Raphael
Assuncao, hoy ranqueado tercero, quien además ya venció a Dillashaw? ¿Podrá
TJ mantener el cinturón por mucho tiempo? La actuación que nos dejó anoche no
parece muy auspiciosa.
Lo único cierto en medio de tantos signos de pregunta es que
si Barao no vuelve a ser aquel que estuvo nueve años invicto, el cinturón gallo
de UFC comenzará a volar de mano en mano por un largo tiempo…