En un
libro de memorias titulado “Born to fight”, Mark Hunt cuenta
detalles de lo que calificó como una infancia "horrible y abusiva".
Por ejemplo, Hunt recuerda estar atado como un cerdo antes de ser azotado
con una rama de un manzano hasta que la piel le fue arrancada de la
espalda.
"Eso significaba que no había clases durante
tres semanas, por lo que estaba bien", ríe hoy, lejos de
aquellos tormentos. "Mi viejo era despiadado. Él nos
aterrorizaba. Empezaba con juegos mentales antes de encontrar las
cosas con las cuales golpearnos. Una vez me ató en el garaje con mis
manos sobre mi cabeza y me golpeó con un puto palo de escoba. Me
escapé y mis hermanos vinieron detrás de mí. Ellos dijeron:
'Mierda, vuelve aquí o nos va a castigar a todos"'.
También
habló de su hermana Victoria, quien fue violada por su padre desde
los 6 hasta los 18 años y finalmente se mudó de la casa familiar.
Hunt no recuerda mucho al respecto, salvo que veía a su padre irse
a la habitación de ella cada noche, y el fuerte olor a Dettol , producto que el abusador usaba para limpiarse después de cada acto.
"Todavía
no puedo soportar el olor de Dettol ni siquiera hoy", dice Hunt.
Hunt contó detalles traumáticos de su niñez. |
Mientras
que Victoria dice sobre el abuso: "Sucedía casi todos los días.
Si me negaba a tener relaciones sexuales con mi padre, iba a
desquitarse con mis hermanos. Yo crié a Mark, el más joven, yo era
su protectora, no había nadie más”.
Victoria
dice que su madre sabía lo que estaba pasando e incluso lo alentaba:
"Ella
no solo permitió que sucediera, sino que pasaba delante de ella. En
la iglesia mormona a la que mis padres concurrían también se sabía,
pero no hicieron nada".
Pero
alguien en la escuela de Victoria alertó a la policía.
"Mamá
me dijo que me compraría una bicicleta si retiraba la denuncia”.
Su padre fue puesto bajo custodia y liberado por la falta de pruebas.
Ya en libertad, continuó abusando sexualmente de ella. "Me dijo
que si abría la boca de nuevo iba a matarme", confiesa hoy Victoria.
Hunt admitió que en un comienzo no conseguía lidiar con
aquel ambiente de violencia y abuso en su hogar. En respuesta, Mark
intimidaba a otros y se metió en delincuencia de pequeña escala antes de
recurrir a las artes marciales como forma de encauzar su vida.
"Era
un matón. Pero esa violencia en las calles era mi manera de lidiar
con la rabia que sentía hacia mis padres. Mi hogar nunca fue un
lugar seguro para mí. Me sentía más seguro en las calles".
Mark
tuvo que elaborar su pasado, pero admitió que aún no se ha sentado
a hablar con su hermana sobre su infancia y los abusos que sufrieron.
Por supuesto que no fue fácil para Hunt; incluso su esposa le dio un ultimátum:
ella amenazó con abandonarlo a menos que se sometiera a terapia. Así
lo hizo, y aunque hay trabajo por hacer, la esposa de Hunt afirma que
le ha servido mucho.
La terapia le cambió la vida, pues le
permite analizar las vivencias que lo atormentaron desde la infancia y, aparte, le
da las herramientas para sobrellevar su ira. "No me
malinterpreten, Mark todavía tiene algunos problemas, pero él es
mentalmente fuerte y ha salido de esa familia", dice su esposa Julie.
"Estoy orgullosa de lo que Mark es hoy en día. No es como su
padre".
Hunt sabe cómo soportar el castigo, no hay dudas de ello. |
Sin dudas, conocer estos “detalles” de la
vida de Mark Hunt nos da una nueva perspectiva, y nos ayuda a entender una de sus principales características a la hora de pelear: la
resistencia, la durabilidad. Sí, Hunt siempre ha demostrado una
capacidad increíble para soportar el castigo. No podía ser de otra
forma: traía la práctica desde niño.
"Parte de mi don
como peleador consiste en ser una bolsa de boxeo humana", dice
riendo. "No siento el dolor como lo siente la mayoría de la
gente”.